1 Peter 4:2 Cross References - JBS

² para que ya el tiempo que queda en la carne, viva, no a las concupiscencias de los hombres, sino a la voluntad de Dios.

¹⁰ Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Tu buen Espíritu me guíe a tierra de rectitud.

⁷ Mas ellos, traspasaron el pacto como de hombre; allí se rebelaron contra mí.

²¹ ¶ No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el Reino de los cielos, sino el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

⁵⁰ Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre.

³¹ ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? Dicen ellos: El primero. Les dijo Jesús: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras os van delante al Reino de Dios.

³⁵ Porque cualquiera que hiciere la voluntad de Dios, éste es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.

²¹ Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios,

¹³ los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

¹⁷ El que quisiere hacer su voluntad, conocerá de la doctrina si viene de Dios, o si yo hablo de mí mismo.

² En ninguna manera. Porque los que somos muertos al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?

¹¹ Así también vosotros, pensad que vosotros de cierto sois muertos al pecado; mas que vivís a Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.

⁴ Así también vosotros, hermanos míos, sois muertos a la ley en el cuerpo del Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, para que fructifiquemos a Dios.

² Y no os conforméis a este siglo; mas transformaos por la renovación de vuestra alma, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

⁷ Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí.

¹⁵ así mismo el Cristo murió por todos, para que también los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

¹⁹ Porque yo por la ley soy muerto a la ley, para vivir a Dios. ²⁰ Con Cristo estoy juntamente colgado en el madero, y vivo, no ya yo, sino vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo por la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó a sí mismo por mí.

³ entre los cuales todos nosotros también vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de la mente; y éramos por naturaleza hijos de ira, también como los demás.

¹⁷ ¶ Así que esto digo, y requiero en el Señor, que no andéis más como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su sentido.

²² a que dejéis, en cuanto a la pasada manera de vivir; es a saber el viejo hombre que se corrompe conforme a los deseos del error; ²³ y a renovaros en el espíritu de vuestro entendimiento, ²⁴ y vestir el nuevo hombre que es creado conforme a Dios en justicia y en santidad de la verdad.

⁷ No seáis pues compañeros con ellos; ⁸ porque en otro tiempo erais tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor: andad como hijos de luz,

¹⁷ Por tanto, no seáis imprudentes, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.

⁶ no sirviendo para ser visto, como los que agradan solamente a los hombres; sino como siervos del Cristo, haciendo de ánimo la voluntad de Dios;

⁹ ¶ Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir a Dios que seáis llenos del conocimiento de su voluntad, en toda sabiduría y entendimiento espiritual;

⁷ En las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo viviendo en ellas. ⁸ ¶ Mas ahora, dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, maledicencia, palabras deshonestas de vuestra boca.

¹² Os saluda Epafras, el cual es de vosotros, siervo de Cristo, siempre solícito por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y cumplidos en todo lo que Dios quiere.

¹⁸ Dad gracias en todo; porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.

³ Porque también éramos nosotros locos en otro tiempo, rebeldes, errados, sirviendo a las concupiscencias y los deleites diversos, viviendo en malicia y en envidia, aborrecibles, aborreciéndonos los unos a los otros. ⁴ Pero cuando se manifestó la bondad del Salvador nuestro Dios, y su amor para con los hombres, ⁵ no por obras de justicia que nosotros habíamos hecho, sino por su misericordia, nos salvó por el lavamiento de la regeneración, y de la renovación del Espíritu Santo; ⁶ el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesús el Cristo, nuestro Salvador, ⁷ para que, justificados por su gracia, seamos hechos herederos según la esperanza de la vida eterna. ⁸ La palabra es fiel, y esto quiero que afirmes que los que creen a Dios procuren conducirse en buenas obras. Esto es lo bueno y útil a los hombres.

²¹ os haga perfectos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesús el Cristo, al cual es la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

¹⁸ El, de su voluntad nos ha engendrado por la Palabra de verdad, para que seamos las primicias de sus criaturas.

¹⁴ como hijos obedientes, no confor-mándoos con los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia;

¹ ¶ Habiendo pues dejado toda malicia, y todo engaño, y fingimientos, y envidias, y todas las murmuraciones,

¹⁴ y a los gobernadores, como de él enviados para venganza de los malhechores, y para loor de los que hacen bien. ¹⁵ Porque ésta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres vanos;

¹⁷ Y el mundo pasa, y su concupiscencia; mas el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre.