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14 Por tanto, teniendo un gran Sumo Sacerdote, que penetró los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos esta profesión (de nuestra esperanza).
15 Porque no tenemos Sumo Sacerdote que no se pueda compadecer de nuestras flaquezas; mas tentado en todo según nuestra semejanza, PERO SIN PECADO.
16 Lleguémonos pues confiadamente al trono de su gracia, para alcanzar misericordia, y hallar gracia para la ayuda oportuna.