Acts 13:1-38

SE(i) 1 Había entonces en la Iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, y Simón el que se llamaba Niger, y Lucio Cireneo, y Manaén, que había sido criado con Herodes el tetrarca, y Saulo. 2 Ministrando pues éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra para la cual los he llamado. 3 Entonces habiendo ayunado y orado, y puesto las manos encima de ellos, los despidieron. 4 Y ellos, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia; y de allí navegaron a Chipre. 5 Y llegados a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos; y tenían también a Juan en el ministerio. 6 Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron un hombre mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús; 7 el cual estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la Palabra de Dios. 8 Pero les resistía Elimas, el mago (que así se interpreta su nombre), procurando apartar de la fe al procónsul. 9 Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, poniendo en él los ojos, 10 dijo: Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia, ¿no cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? 11 Ahora pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no veas el sol por algún tiempo. Y luego cayeron en él obscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quién le diese la mano. 12 Entonces el procónsul, viendo lo que había sido hecho, creyó, maravillado de la doctrina del Señor. 13 Y partidos de Pafos, Pablo y sus compañeros arribaron a Perge de Panfilia; entonces Juan, apartándose de ellos, se volvió a Jerusalén. 14 Y ellos pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia, y entrando en la sinagoga un día de sábado, se sentaron. 15 Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los príncipes de la sinagoga enviaron a ellos, diciendo: Varones hermanos, si hay en vosotros alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad. 16 Entonces Pablo, levantándose, hecha señal de silencio con la mano, dice: Varones israelitas, y los que teméis a Dios, oíd: 17 El Dios del pueblo de Israel escogió a nuestros padres, y ensalzó al pueblo, siendo ellos extranjeros en la tierra de Egipto, y con brazo levantado los sacó de ella. 18 Y por tiempo como de cuarenta años soportó sus costumbres en el desierto; 19 y destruyendo las siete naciones en la tierra de Canaán, les repartió por suerte la tierra de ellas. 20 Y después, como por cuatrocientos cincuenta años, les dio jueces hasta el profeta Samuel. 21 Y entonces demandaron rey; y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años. 22 Y quitado aquel, les levantó por rey a David, del que dio también testimonio, diciendo: He hallado a David, hijo de Jessé, varón conforme a mi corazón, el cual hará todo lo que yo quiero. 23 De la simiente de éste, Dios, conforme a la promesa, levantó a Jesus por Salvador a Israel; 24 predicando Juan delante de la faz de su venida el bautismo de arrepentimiento a (todo el pueblo de) Israel. 25 Mas cuando Juan cumpliese su carrera, dijo: ¿Quién pensáis que soy? No soy yo él; mas he aquí, viene tras mí uno, cuyo calzado de los pies no soy digno de desatar. 26 Varones hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros temen a Dios, a vosotros es enviada esta Palabra de salud. 27 Porque los que habitaban en Jerusalén, y sus príncipes, no conociendo a éste, y las voces de los profetas que se leen todos los sábados, condenándolo, las cumplieron. 28 Y sin hallar en él causa de muerte, pidieron a Pilato que le matase. 29 Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban escritas, quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro. 30 Mas Dios le levantó de los muertos. 31 Y él fue visto por muchos días de los que habían subido juntamente con él de Galilea a Jerusalén, los cuales hasta ahora son sus testigos al pueblo. 32 Y nosotros también os anunciamos el Evangelio de aquella promesa que fue hecha a los padres, 33 la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesus; como también en el salmo segundo está escrito: Mi hijo eres tú, yo te engendré hoy. 34 Y que le levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción, así lo dijo: Os daré las misericordias fieles prometidas a David. 35 Por eso dice también en otro lugar: No permitirás que tu Santo vea corrupción. 36 Porque a la verdad David, habiendo servido en su edad a la voluntad de Dios, durmió, y fue juntado con sus padres, y vio corrupción. 37 Mas aquel que Dios levantó, no vio corrupción. 38 Os sea pues notorio, varones hermanos, que por éste os es anunciada remisión de pecados,